lunes, 14 de mayo de 2012

El color de la mercadotecnia

 

En el mundo de la publicidad la mayor parte de las cosas giran en torno al principio de la atracción. Sea cual fuere el producto, el fin ultimo del anuncio es que atraiga la atención del consumidor.

 ¿Cómo pueden los anuncios llamar la atención? Uno de los primeros elementos que se notan en cualquier anuncio es su color. Es más, en muchos anuncios, los colores y el diseño es lo único que sostiene a un anuncio.

El color por lo tanto, es uno de los elementos que más estudian los expertos de la publicidad y la mercadotecnia, sobre todo debido a que cada color tiene distintas connotaciones cuando se usan en diferentes contextos. Es esencial para el éxito de un anuncio usar colores que proyecten la imagen del producto.

Los mejore colores para la publicidad son aquellos que estimulan los sentidos del consumidor, que lo hacen sentirse cómodo.

Los colores “calientes” como el rojo brillante y el amarillo intenso son ideales para anunciar productos como de comida rápida. Simbolizan fuego y son colores estimulantes y excitantes. No es casual que muchos establecimientos de este tipo se basen en una combinación de estos dos colores.

Los colores “frescos” tienen su propio nicho. El verde y el azul son dos de los mejores colores para anuncios de productos para la salud. El azul representa el agua, se asocia a la tranquilidad, a la fuerza vital. El verde también es vida: es el color de las plantas y los árboles, y se asocia con la naturaleza y la vida al aire libre.

Otros dos colores son de los más empleados en la publicidad, porque tanto el blanco como el negro significan poder y crean la sensación de que la compañía que porta estos colores es altamente profesional.

El anuncio puede incluir un poco de otro color contrastante, como el rojo, por ejemplo, para darle un acento especial, pero la combinación de blanco y negro es muy poderosa.
Así que ya sabes, a la hora de diseñar tu anuncio es muy importante definir el tipo de color que debes usar dependiendo del mensaje.

Gustavo Rivera

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